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martes, 19 de junio de 2012

40.- Indiana Jones y el Castillo del Mal



Cuando mi hijo mayor no era mayor y tan solo contaba con 20 meses de edad, uno de sus juguetes preferidos era un disco de vinilo decorado con muchos “smileys”, esos simpáticos ácidos amarillos que fueron prácticamente el símbolo gráfico de la música disco y electrónica de los 90. Usaba dicho LP de escudo (defensivo y arrojadizo) o de tabla de “skateboard” sin ruedas, y solía acercarse a mí con él en la mano, señalando al acidillo dibujado que tenía la lengua fuera, y tras sacarse el chupete decía “¡¡blebblebbleb!!” como haciendo burla y luego se reía mucho.



Otro de sus juguetes predilectos era un muñeco de Bart Simpson muy gracioso. Bart era uno de sus ídolos y el video que viene a continuación, junto a la sintonía de “Oliver y Benji”, pudo vérselo unas doscientas mil veces (yo creo firmemente que fue en aquellos días cuando aprendió a hablar inglés )


También solía pasear subido a mis hombros tarareando el tema principal de la banda sonora de “Indiana Jones”, que le encantaba. Por las noches, a la hora del cuento, algunos personajes eran casi de obligada aparición: El ácido de la lengua fuera, Bart Simpon e Indiana Jones.
Sin duda alguna, algún moralista de vía estrecha podría decir que los cuentos para bebés no deberían tener cocodrilos hambrientos, arañas gigantes, sangre, fuego, chicas monas semidesnudas embutidas en sugerentes prendas de cuero, pistolas, disparos y magia negra… pero qué quieres que te diga, a me parecía que se lo pasaba bomba.

Lo que sigue es un cuento de formato gigante, que fue uno de sus regalos en su 2º cumple.

Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012 


















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