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miércoles, 19 de diciembre de 2012

132.- Arroz S.O.S. Racismo


Consideraciones a las cosas de la vida misma. Cosas tales como el Racismo de tipo xenófobo, que es el más maligno, y cómo acabar de una santa vez con semejante lacra.
Hoy presentamos:




El padre de Luis Enrike

De los inconvenientes de no saber de "fumbol" 
y no ser del "Madrí", pecados nefandos ande los haiga.


    Al igual que los "niñardos" del colegio de San Ildefonso vuelven a darnos la tabarra por navidad, como una tradición monótona, el Real Madrid Club de “Fúmbol” volvió a ganar aquel año la liga con ayuda de los árbitros trencillas y una pléyade de periodistas "imparciales". Sus adeptos más acérrimos, unos setenta y cinco mil enajenados aborregados en grado sumo, creídos de la farsa federativa y mediática, se colgaron la bandera al cuello y salieron a la calle a pasear su tontería y a molestar a sus congéneres vecinos con pitidos de claxon y petardos varios. 
    Al poco tiempo, la otrora admirable plaza de la Cibeles de Madrid estaba atestada de ruidosos hinchas, forofos merengues, vikingos, paletos, o como prefiera usted llamarlos, que berreaban incoherencias varias del tipo:
- ¡Campeoooones, campeooooones... Oe, oe, oe!!
- ¡¡Barça, la copa, se mira y no se toca!!
- ¡¡Pujol, enano, habla castellano!!
    Entre las gilipolleces sin cuento que coreaba la masa, llamó poderosamente mi atención una en especial:
- ¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
- ¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
- ¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
    Por el tono empleado era evidente que la turba odiaba al tal Luis Enrique y despreciaba a su pobre padre. Item más: según todos los indicios, y si dábamos crédito a los encendidos gritos de la multitud congregada, el padre de Luis Enrique estaba "munique"; pero... ¿Qué coño era estar "munique"?
Embebía yo mi mollera con estas absurdas consideraciones semióticas mientras la peña seguía erre que erre, dale que te pego con su pegadiza tonadilla:
¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
¡¡Luis Enrique, tu padre está munique!!
    Mi natural aprensión hipocondríaca me decía que "estar munique" no era "estar del todo bien". La verdad es que sonaba chungo, algo así como un mal similar al "Dengue", una tara irreversible, babeos y flatulencias incontrolados... ¡¡Dios nos libre de quedar muniques de por por vida!! ¡¡Tullidos para siempre, nai no nai no nai no ná!!
    Comenzaba a sentir compasión por Luis Enrique y su "viejo", cuando, a la postre (¡Alabado sea el Creador del “fursbol” balompédico!), hízose la luz. Un gañán intolerante y xenófobo (eufemismo cursi de la sonora palabra "racista") gritó detrás de mí:
- ¡¡Amunike, negrata de mierda!! y acto seguido se puso a imitar al orangután macho del Congo: ¡¡Uh, uh, uh, uh!!
    ¡Acabáramos! ¡El padre de Luis Enrique no estaba munique... Era Amunike!


    Mis investigaciones posteriores en la Universidad de Miskatonic me llevaron a concluir que la tonadilla fue pergeñada con el único fin de herir la sensibilidad del citado Luis Enrique, jugador, empero, del Fútbol Club Barcelona, y por ende, enemigo irreconciliable del Real Madrid, club éste en el que Luis Enrique había militado en un oscuro pasado. Concluí, asimismo, que la falsa alusión a su “limpieza de sangre” no obedecía más que a objetivos de ritmo y rima en la confección del verso. Amunike era un jugador nigeriano de color (negro) que solo se vio implicado en este feo caso merced a la terminación de su nombre, a lo poco agraciado de sus rasgos faciales y, sobre todo, a la pigmentación de su piel. Por otro lado hay factores que nos inducen a dar como sumamente improbable la pretendida paternidad del africano con respecto al asturiano. Uno de esos condicionantes es la edad: Ambos hombres tienen aproximadamente la misma, año arriba, año abajo. El otro factor significativo es su diferente demarcación en el terreno de juego. 
  ¡En fin! La conclusión a la que llegué en posteriores tesis fue que para ciertos individuos de mente estrecha, tener un padre negro es menoscabo de la calidad de la persona física humana.
¡Qué lástima!

Dedicado a Bea,la verdadera "prota" de esta historia, que es tan real como la vida misma, y que demuestra que mi guapísima ex compañera de curro no controla de "fumbol" ni falta que le hace.

© Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012





Caricatura de Bea, por Rafa Martínez, Pirata 2012

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