El Monstruo de la Comida Basura intenta intimidar, sin éxito aparente, a una niña que le adora. |
Atraído por su fama de “mantener viva la tradición oral”, llegué a la ciudad de Guadalajara (Castilla) un verano del siglo pasado. Una vez superada la pequeña decepción que supuso constatar que se referían a otro tipo de “tradición oral”, y al poco de instalarme junto con mi esposa y mis dos hijos pequeños en nuestro nuevo hogar, observé con horror que un numeroso grupo de lugareños de mirada vacua se agolpaba en la puerta de mi domicilio. La mayoría estaba en un estado muy cercano al coma etílico. La música bacaladera atronaba en las traseras de sus coches. Decenas de estridentes charangas desfilaban entonando tonadillas infernales, mientras eran seguidos por incontables peñistas vociferantes que sujetaban desproporcionados vasos de plástico rebosantes de bebidas ponzoñosas. Un niñato muy gracioso introdujo un petardo enorme en mi buzón, que saltó por los aires tras la explosión. Otros se dedicaban a empapelar el portal con pegatinas y a derramar calimocho, orina y vomitonas por el suelo. Estuvieron así una semana entera, en la que, a pesar de tener que levantarme todos los días para ir sonámbulo al trabajo, no pude pegar ojo ni un solo minuto.
Comparado con lo que viví en aquellos días, los famosos “escraches” a políticos del Partido Popular que tan de moda se han puesto en nuestros días, y por los que las plataformas reivindicativas que los efectúan han sido recientemente galardonadas por organismos europeos, no son sino amables visitas de cortesía. Yo también llamé a la policía durante el feroz acoso, pero pasándose por el forro del escroto las leyes y las ordenanzas municipales sobre "botellones" y decibelios, los amables agentes me contestaban que no podían hacer nada, ya que “Estábamos en fiestas”.
Pero no todo era barbarie provinciana en nuestra nueva ciudad, también había gente civilizada, que una vez despojada de sus uniformes de peñistas, eran capaces de tener iniciativas culturales. En el año 1992, con la sana intención de batir un récord para el libro Guinness de los mismos, se celebró la 1ª Maratón de Cuentos de Guadalajara, que fue un exitazo de prensa y público y al que acudieron literatos de la talla de José Luis Sampedro o Antonio Buero Vallejo. El caso es que la cosa cuajó y el evento se viene celebrando puntualmente cada año, habiéndose convertido en una cita ineludible en la vida cultural de la ciudad.
Diversos carteles de otras ediciones del evento. El del tío que se baña en la masa encefálica de un señor craneotomizado no tiene desperdicio. Hasta trampolín ha puesto. |
Paco Ibáñez "Erase una vez"
Este año el maratón alcanza su "veintidoseavavigesimosegunda" edición, lo que es altamente "congratulante". Se subtitula: "De Cueva en Cueva y de Bar en Bar". El bellísimo Palacio del Infantado será, como siempre, el marco ideal para esas 46 horas ininterrumpidas de narraciones, que comenzarán el día 14 de junio y concluirán el 16.
En esta edición, que está dedicada a la tradición oral (de hablar) se ha invitado a un grupo de señores y señoras de color (negro) a los que se les dará una merienda. Vienen de Sudáfrica, o sea que son claramente subsaharianos subalpinos, y, al parecer, son especialistas en contar cuentos en cuevas… o algo así…
Animaros a acudir que es digno de verse y oírse... mu gonito, mu gonito todo (¡Y en idioma zulú!)... Por cierto… ¿Cuántas veces se habrá repetido en el trascurso de todos estos años el cuento de Caperucita Roja? Vá usté a saber…
Caperucita y su nuevo "churri", Feroz jr., dirigiéndose a montar un sarao ( y quién sabe si un trío) en casa la abuela. |
A propósito de cuentos y de cuevas, he rescatado del baúl de los recuerdos el relato que abría mi libro "recopilero" “Los Cuentos chapuzas de Sir James” (Editorial Mendrita, 1977) y que se intitulaba: El Ogro Malo. Sirva de humilde contribución a estas jornadas grandes del cuento que se celebran en "Guada"... ¡Que Dios os pille confesaos!
¡Qué apretables son las lugareñas bávaras teutonas! - Pensaba el ogro. |
“Volverás la vista atrás y te hallarás entre jirones de niebla, cuando el pesar o la alegría,
y no el recuerdo, ocupaban tu vida.”
El ogro malo
Erase una vez un ogro malo, muy malo, que vivía solo en una cueva en lo alto de las montañas. Cazaba y pescaba cuando tenía hambre, y dormía cuando sentía sueño. Si veía a algún lugareño acercarse a su cueva, el ogro rugía y vociferaba amenazas con voz ronca, pues los lugareños le caían muy mal y deseaba estar solo y en paz.
Pero pasó el tiempo y el ogro comenzó a sentir un extraño desasosiego. Un día de primavera el viento trajo ecos de lejanas músicas a su gruta y el ogro se sintió muy solo. Decidió seguir el rastro de aquellas alegres melodías y, bajando de las altas cumbres, llegó a un pequeño pueblo que estaba en fiestas. Observó detrás de un árbol a varias lindas muchachuelas que bailaban tregua y bailaban catala formando un círculo alrededor de una inmensa hoguera. Entonces el ogro, sin saber muy bien por qué, deseó bailar junto a ellas y abrazarlas. Cuando se unió a la fiesta, la música cesó. Los habitantes del pueblo se asustaron al verle pues llevaba décadas sin peinarse y no en vano era un ogro malo. Los mozos intentaron meterle en el pilón pero el ogro no se dejó. Gruñó varias veces y todos salieron corriendo despavoridos y se encerraron en sus casas. El ogro quedó frustrado y regresó a su cueva.
Pero sucedió que el perfume de las hermosas ninfas había hechos estragos en el alma del ogro, y siguió bajando al pueblo cada vez que oía la música, eso sí, esta vez correctamente peinado. Los lugareños se acostumbraron a ver al ogro, que en el fondo no era tan malo, y cierto día, las chicas le permitieron unirse a ellas en sus bailes alrededor del fuego, con el consiguiente ataque de celos de los mozos peñistas, egoistones y maquineros en grado sumo. El ogro tomó confianza y de cuando en cuando invitaba a una chica a su cueva, donde bailaban tregua y bailaban catala y se hacían cosquillitas hasta el amanecer. La fama del ogro y sus cosquillitas pasó de boca en boca, creándose una auténtica tradición oral en ambos sentidos, y el ogro era muy feliz porque todas las muchachas de la aldea querían ir a su cueva, y a él lo de bailar tregua y bailar catala no le desagradaba, pero lo que más le gustaba era lo de las cosquillitas.
Pero un día el ogro conoció a una chica muy mona, prima lejana de uno de los lugareños. Hablaron, bailaron, se enamoraron, se casaron y vivieron felices y comieron perdices, aunque hubo días que fueron infelices y solo comieron bayas. Pasó el tiempo y el ogro se vio rodeado de pequeños ogritos que jugaban alegres por la cueva, y a pesar de que amaba a la chica guapa que ahora era su esposa, recordaba con nostalgia los días en que se llevaba chicas a la cueva, y entre bailes de tregua y bailes de catala, las hacía cosquillitas.
© Rafael Martínez Sainero, Pirata 1981
Y ahora nos dejamos de cuentos, y al más puro estilo machista respetuoso de "El Pirata Fanzine", desmantelamos unos cuantos cuentos infantiles clásicos:
Este gran ilustrador supone una secuela de la saga, en la que la pobre Blanca tiene que aguantar al vago del Príncipe y cuidar a la prole. En otro supuesto vemos a la señora de Gruñón, ocultando a su amante, y por último, un anuncio de "birra" que nos ilustra un final más que feliz.
Este gran ilustrador supone una secuela de la saga, en la que la pobre Blanca tiene que aguantar al vago del Príncipe y cuidar a la prole. En otro supuesto vemos a la señora de Gruñón, ocultando a su amante, y por último, un anuncio de "birra" que nos ilustra un final más que feliz.
Blancanieves, un clásico de las versiones porno. |
Uno de los cómics clásicos que marcaron mi infancia fue una versión erótica de este cuento, que se llamaba "Blancanieves y los siete enanos viciosos"... Estaba maravillosamente ilustrada. La Reina mala era un portento de voluptuosidad. Bueno, y Blancanieves también.
Blancanieves
La regente de un reino ficticio intenta asesinar a la princesa Blancanieves porque según un espejo, es más guapa que ella. "El Cazador", un asesino a sueldo contratado para ejecutarla, se apiada de la chica y la deja libre. Blanca se refugia en una residencia de enanos durante un tiempo, pero la reina descubre el pastel y, disfrazada de anciana/bruja, envenena a la muchacha con una manzana. Al final, un príncipe que pasaba por allí besa a la yacente moza, quien, inexplicablemente, resucita. Al final, tanto Bruce Willis como el Cazador están muertos.
Cenicienta
Una madrastra y dos hermanastras putean a modo a una chica llamada Cenicienta que les hace las tareas domésticas. Gracias a la magia de un hada madrina, Cenicienta se liga al heredero al trono y se venga de las harpías que la sojuzgaban. Entre tanto, la moza pierde zapatos, su look fashion, y hasta los papeles.
La Bella Durmiente
Una bruja, mosqueada porque no le han invitado a un bautizo, lanza una maldición a la princesa. La maldición se cumple y todo el reino se echa una siesta de muchos años de duración. Otro príncipe que pasaba por allí, le da un morreo a la princesa y todos se despiertan. La Bruja eleva una queja a la Asociación de Consumidores de Maldiciones. La princesa declara a la prensa que hubiera jurado que cuando se quedó dormida llevaba las bragas puestas.
El Mago de Oz
Un huracán traslada la casa de Dorita, a Dorita propiamente dicha, y a su perro Totó, hasta el país de Oz. La fatalidad hace que la casa caiga encima de una bruja, que muere en el acto. Dorita le roba los zapatos a la víctima y recibe el aviso de un hada de que la hermana de la finada ha jurado venganza. La chica huye por un previsible camino de baldosas amarillas y va haciendo amistad con un montón de gente con problemas y acomplejados varios que la acompañan hasta el castillo del mago de Oz. Tras muchas vicisitudes y sobreviviendo a varios atentados, llegan hasta el susodicho mago, que resulta ser un fraude. Al final, la niña baila claqué y regresa a Kansas, donde es detenida por el homicidio involuntario de la bruja de la Alemania del Este (RDA) y por apropiación indebida de calzado ajeno. Además de la bruja, Bruce Willis resulta que también estaba muerto.
Peter Pan
Unos niños londinenses son raptados por un insoportable adolescente con poderes y mallas ajustadas a lo Errol Flynn/Robin Hood, que los lleva a Nuncajamás, un absurdo lugar donde residen unos piratas medio subnormales, que también les secuestran, un poblado de indios norteamericanos, una panda de sirenas y gentuza variopinta. Al final logran escaparse y regresan a Londres. A Dios gracias.
Pinocho
Un carpintero frustrado por no tener hijos fabrica una marioneta con forma de niño. Un hada le da vida y le transforma en humanoide, pero el niñardo de los huevos tiene poco carácter y se convierte en un delincuente. Un desafortunado día en el parque de atracciones con los amigotes hace que todos acaben metamorfoseados en pollinos rebuznantes, vaya usté a saber porqué, y, entre pitos y flautas, acaban todos en la barriga de una ballena. A destacar el poder de crecimiento de la porra del niñardo cuando se tira el pegote y su amistad con un grillo que ejerce de guru con el joven. Al final todo acaba bien y Bruce Willis no sale en esta.
La Bella y Pepe, defensa madridista / Jacobo y las habichuelas mágicas / El Flautista de Hamelín cambia ratas por macizas / Ricitos de Oro y los tres osos. |
Graciosa pose de las Princesas Disney y parodia de Cosplay de la misma. En el centro, unas aguerridas y sexys Blancanieves, Alicia y Caperucita Roja. |
Alicia en el país de las maravillas
A una niñarda le da un chungo al estómago y se queda frita. Tiene una pesadilla en la que ve a un conejo con reloj que se mete en un agujero. La tía le sigue y acaba en un país fantástico en el que todos están drogados o padecen desarreglos psicóticos graves. Está a punto de morir decapitada pero se despierta a tiempo. Al final, resulta que Bruce Willis está muerto... ¡Y majara perdío!.
Eróticas y sexistas versiones de Alicia in Wonderland. |
¿Qué os decíamos? Tanto consumo de setas al final se paga caro... ¡Menudo melocotón que me lleva la niña! Eso pasa por juntarse con gusanos, majaras, gatos tiñosos y demás hierbas...
Vamos ya terminando con este bonito "post" dedicado al cuento, con unos vídeos "molones" que "están padre". El que sigue es una maravilla de spot comercial que ha ganado todos los premios habidos y por haber de publicidad creativa. Seguramente os suene el cuento: "Los tres cerditos"
Eñapo Tolilón Deveras nos escribe:
ResponderEliminar¿Qué pasa con vosotros?.... (Silencio Tenso) ¿Se supone que todos nos tenemos que saber los cuentos? ¡Joder! Yo no me sabía el de la Blancanieves esa y me habéis la habéis destripado... ¿Cómo que al final resulta que Bruce Willis estaba muerto? ¡La madre que os parió! ¡Los "Spoilers" hay que avisarlos!
Me escribo a mi mismo en un ejercicio de patética autoestima, para preguntarme cómo es posible editar un relato en la Editorial Mendrita en 1977 que está escrito en 1981. ¡Qué más dá! - me contesto - total el único ejemplar fue escrito el año 1981 con un boli bic, punta fina, de la papelería Arribas de la calle Pelícano y "editado" en 1977 en un cuaderno de espiral de dos rayas de la papelería Arribas de la calle Pelícano. Y el número de lectores creo recordar que ascendía a 1. ¡Buf! Leo libros que no entiendo más que yo, oigo cintas que he grabado con mi voz... y además estoy perdiendo la memoria... Parálisis Permanente.
ResponderEliminarAdemás de eso, yo veo muertos...
ResponderEliminarRita Suárez
Estamos apañados, mi querida señorita Suárez.
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