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domingo, 17 de noviembre de 2013

231.- La foto de Ángela


"Es en el momento de empezar cuando hay que cuidar atentamente que los equilibrios queden establecidos de la manera más exacta.  Así que, para emprender esta narración acerca de la vida de Rafael Martínez Pérez, primero hay que situarlo exactamente en su tiempo: nacido el 17 de noviembre de 1934, en la II República Española de Niceto Alcalá-Zamora. Y hay que situar muy especialmente a Rafael Martínez Pérez en su lugar: Aranjuez. Y no hay que dejarse engañar por el hecho de que viviera en un pueblecito de Ciudad Real los primeros años de su vida y mucho después en Madrid la mayor parte de su existencia. El real Sitio y Villa de Aranjuez será siempre su lugar.

Del “Manual de Raf´A Dib” por la Princesa Irulán


Según me contaron mis mayores, y que después he comprobado a través de documentos oficiales, sucedió que nací en Aranjuez, provincia de Madrid, el día 17 de noviembre de 1934, en plena revolución de octubre y en el seno de una familia demasiado numerosa”.
Rafael Martínez Pérez


Ángela Pérez, mi abuela paterna, haciendo un truquito de magia

La Foto de Ángela
Aranjuez, 17 de Noviembre de 1934 


   Sobre Ángela Pérez Estrada prácticamente nadie sabe nada, apenas algunos datos dispersos. La gente que la conoció fue muriendo, y de los pocos que quedan vivos no hay constancia de que hayan escrito o hablado sobre ella.
    Existe una foto antigua en la que aparece Ángela con un largo y austero vestido negro, tal vez un luto reciente, quién sabe. Se la ve sentada en una silla, sobre un rústico empedrado y una sábana blanca de fondo. Muestra Ángela un gesto sereno que parece esconder una profunda tristeza, o simplemente resignación cristiana. Ya lo dicen los señores ministros de la Iglesia desde los balcones de sus lujosos palacios romanos: a este mundo hemos venido a sufrir, y a soportar lo que nuestro vengativo Dios hebreo tenga a bien, o a mal, depararnos.
    La fotografía que en su día hicieron a Ángela tiene un halo tenebroso, como todas las fotos muy antiguas... fotos de muertos. Es como si un pellizco del alma de los retratados se hubiera enredado entre los bordes dentados del cartón, entre las fibras del papel. Un instante de tiempo atrapado por arte de alquimia: Ángela Pérez Estrada viva. Al menos sabemos que la hicieron una foto... Y poco más.


    Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que el 17 de noviembre de 1934 parió su quinto hijo: Rafael, el heredero del nombre de su padre y del nombre del arcángel Rafa-El, el poder sanador de Jehovah, el vencedor de Asmodeo, aquel demonio malo malísimo transformado en serpiente que tentó a Eva con la manzana del árbol prohibido.


    No parecía este bebé tan poderoso como su celestial tocayo, pero seguro que  iba a necesitar mucha fuerza, tanto física como mental, para lidiar con una vida que no pintaba regalada.
    El niño nacería, presumiblemente, en el domicilio paterno; en esa época los hospitales de Aranjuez, y los del resto de Hispania, eran privados… y caros. Digamos pues, que nació cerca de Palacio, en la calle de Llano y Persi, posteriormente llamada calle del Almíbar, en un piso alquilado, sobre los locales de la churrería que atendía su padre. También se supone que habría muchas personas alrededor en el momento del alumbramiento: vecinos, familiares... los más, molestando; los menos, ayudando; casi siempre las mujeres, ya se sabe, eran otros tiempos... y alguien, el médico o la comadrona, pediría toallas y agua caliente, como en las películas, y lo haría con tono de urgencia y dándose importancia, como si pidiera sangre del cero negativo, y total solo las necesita (las toallas y el agua caliente) para lavar y secar... y se cerraría la puerta, para mitigar el sonido del dolor y la visión de lo que se supone no debía verse.
     Y después, los parabienes y los convencionalismos: la madre y el niño están bien, a Dios gracias. Alguna enhorabuena que venía en hora mala; no eran tiempos en los que los niños se tuvieran por gusto... O sí: por el gusto de eyacular en caliente. Así mostraba el Altísimo su cara más irónica  con los pobres:
- Y habrás de sufrir por siempre las consecuencias de tu momento de lujuria compulsiva y concupiscente de macho en celo...
    Y al menos al hombre, que le quitaran lo bailado, o lo follado, porque a la pobre hembra, además de condenarla al dolor del parto, se le negaba el derecho al placer. Tan solo les quedaba vagar por un erial de incultura endémica, aferradas a un puñado de vergonzosos tabúes creados por el fundamentalismo religioso. Y así, cargadas de famélicos retoños asidos a sus faldas, veían como noche tras noche les visitaba un sátiro, y año tras año, una jodida cigüeña gabacha con mucha mala leche.

    No suele ser habitual que una madre sea cruel con sus hijos, y mucho menos en los primeros años de vida de sus retoños, por lo que cabe pensar que Ángela, al igual que cualquier madre normal, fue protectora y cariñosa con ellos.

    Contaban gentes cercanas que Ángela era muy severa y a todos repartía cera. Y que se ponía hecha una fiera si alguien osaba tocar a sus retoños.
- ¡Tú no has conocido a Madre! - solía decir José Ángel, el mayor, a sus hermanos pequeños - ¡Esa sí que tenía genio!



    ¡Qué poco sabemos de Ángela Pérez! La verdad es que si uno se pone a pensarlo bien, sabemos muy poco de muchas personas con las que pasamos mucho tiempo, incluso familiares. ¡Imagínate sobre las que nadie escribió, o habló!... Y es una pena, porque como dijo Javier Marías:
Cuando las personas, las cosas y los acontecimientos se acaban, ya tienen su número y entonces su recuerdo depende de sus relatores, pero por poco tiempo y no enteramente. Nunca se sale de la sombra del todo, siempre hay algo oculto... ¡Tantas cosas suceden sin que nadie se entere, ni las recuerde, o todo se olvida y prescribe... Y cuán poco va quedando de cada individuo en el tiempo inútil como la nieve resbaladiza, de qué poco hay constancia, y de ese poco tanto se calla y de lo que no se calla se recuerda una mínima parte, y durante poco tiempo: mientras viajamos hasta nuestra difuminación lentamente para transitar tan solo por la negra espalda del tiempo, donde uno no puede seguir pensando, ni se puede seguir despidiendo: ¡Adiós risas y adiós agravios. No os veré más, ni me veréis vosotros... Adiós ardor y adiós recuerdos...Vivir es el engaño más fácil, y aún más, es nuestra condición natural. Por eso no debería dolernos tanto.”

A mi padre, en el día de su cumpleaños

© Rafael Martínez Sainero, Pirata




Mi padre, al igual que un humilde servidor, también ha hecho sus pinitos en el arte de la redacción periodística y narrativa. Con un estilo extremadamente directo, sencillo pero efectivo, su prosa nada entre el ensayo pseudocientífico (a ver qué pasa si suelto esto) y una muy personal aplicación de la teoría de la conspiración. Hoy, a modo de pequeña muestra, sigo su consejo y abro al azar su compilación de artículos de opinión y leemos "Virus". En este caso, su "Piensa mal y acertarás" no tiene tacha ni réplica alguna. Hablando del afán de lucro del corporativismo médico y farmacéutico, apuestas sobre seguro. 



Cuando yo era un tierno infante, a los tiernos infantes como yo nos solían vacunar de diferentes males mortales de necesidad: La escarlatina, la varicela, la difteria, la tosferina, la "malaguitacopterosis", la polio, el sarampión, la "polio"… etc., etc. Y al parecer, la cosa funcionaba, ya que quedabas "vacunado" de tal o cual cosa, y ya, de eso, no te morías… Los tiempos han cambiado, y hay enfermedades que tienen la suerte de contar con virus nuevecitos cada año, y que funcionan como la liga BBVA, por temporadas.

Sobre este tema escribe un interesante artículo Rafael Martínez Pérez, que reproducimos a continuación con unas ligeras correcciones y morcillitas de mi cuño, que espero sepa perdonarme el autor.





La invasión de los virus

  Al hilo de las tonterías que a uno se le puedan ocurrir en una noche de ligero insomnio, podría hacerse una ligera reflexión sobre la invasión de los virus sobre el planeta. 
  Existen en la actualidad virus de todo tipo, unos reales y otros inventados. Los virus reales son los que afectan de verdad a los seres humanos. Los inventados son aquellos que algunos desaprensivos doctores se sacan de la manga para enriquecerse a costa de enfermos imaginarios, proporcionando así grandes beneficios a la industria farmacéutica. 
Los virus más peligrosos son los que airean los doctores de la cosa médica para fastidiar al pobre ser humano y sacarle los dineros a todo bicho viviente.
V.I.R.U.S: Vividores Indeseables Revolucionarios Usurpadores Sinvergüenzas 

Lo malo que tiene ese sistema de vivir (robando) es que a veces no se controlan los efectos de algunos virus y provocan epidemias muy difíciles de erradicar después. Ahí están el SIDA, el Ébola, y otros síndromes modernos que se les fueron de las manos y que son ahora terribles asesinos. 

El virus de la gripe moderna es un virus muy rentable para los laboratorios de productos farmacéuticos. No hace ni un siglo, la gente que tenía la mala suerte de que le afectase el virus de la gripe, la pasaba como mejor podía sin necesidad de vacuna alguna, una semana de fiebre y cama, sudando y descansando, y ¡hala! a la calle otra vez. Los que estaban muy débiles llegaban incluso a morirse, pero eran los menos. Hoy en día vivimos tiempos en los que parece que se han empeñado en alargar la vida a todo bicho viviente y se han inventado un sistema muy rentable, ¡La vacuna antigripal! Una vacuna, que solo sirve, según ellos, para una sola temporada, porque a la siguiente el virus ha mutado y es distinto. 
Y yo pregunto: 
  ¿Por qué llaman gripe a una enfermedad que provoca un virus distinto cada año? 
    ¿El virus de la gripe es consciente de que tiene que mutar periódicamente una vez por año, a ser posible en Otoño?
 
Aunque sea una enfermedad muy contagiosa, hoy en día provoca una bajísima tasa de mortalidad… entonces: 
  ¿Por qué ese empeño en que la gente se vacune, si cada año es distinto el virus? 
Las personas que una vez han pasado su correspondiente gripe ya están inmunizadas para el resto del año, y quizás para el siguiente. 
Yo pienso que este invento es un sistema para mantener en activo cierto tipo de industria, a costa de los incautos pacientes. Se mantiene la industria de farmacia y la industria en general, evitando así las bajas por enfermedad entre los trabajadores. 
Lo único que consiguen con la susodicha vacuna es que al que le afecte el virus de la gripe, le afecte con menos fuerza, pero en definitiva les va a afectar de todos modos. 
- "¡Jo, qué catarro tan gordo he pillado!" se suele decir, pero un catarro gordo también afecta al rendimiento laboral y contagia igual que la gripe. 
Se podría pensar que los políticos han de mantener su posición "defendiendo" a los más débiles, como a los ancianos y jubilados, que dada su edad avanzada y su naturaleza más frágil, suelen ser más proclives a enfermar, pero maldita la gracia que les hace. 
Es como la pescadilla que se muerde la cola, si defienden al jubilado, han de estar pagando muchos más años a ese jubilado, mermando las arcas del estado y su estatus; pero si no lo defienden y la gente se muere, pierde su posición. Y los votos son los votos. 




Otros virus inventados son los llamados virus informáticos, que también dan enormes beneficios a sus creadores. Inventan un programa anti-virus para que a tu ordenador no le afecte el virus que ellos mismos han lanzado de antemano, y luego te lo venden a precio de oro. 


Rafael Martínez Pérez

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