Mathias se convirtió instantáneamente en un símbolo de la democracia, en un icono pop, y de paso, en el preso número nueve de un gulag donde cumplió cuatro años de trabajos forzados, acusado de "gracioso del culo" y de violar el espacio aéreo de la URSS. Esta aventura del germano hizo mucha gracia a todo el mundo, menos a los camaradas dirigentes bolcheviques, tan escasos de humor y ahítos de vodka como de costumbre.
Desde entonces, la vida de Rust parece seguir caminos poco convencionales. A su regreso a Alemania, en 1990, se enamora de una enfermera en el hospital en el que presta servicios a la comunidad, y ante la negativa de la muchacha a besarle, la apuñala, lo que viene a confirmar que el tipo está como una puta regadera. Es condenado a 2 años y medio de cárcel por tan poco pacífico gesto. Más tarde, regresa a la madre Rusia, donde trabaja de vendedor de zapatos, luego abre un orfanato, viaja por todo el mundo, se casa con la hija de un rico mercader de té hindú, se separa, le pillan mangando un abrigo de cachemir (990 marcos), es acusado de fraude, gana 750.000 $ en un torneo de póker en Las Vegas, se pule casi todo en 3 días escasos, y con lo que le queda, funda la consultora Orión & Isis para "resolver conflictos de forma pacífica". Superen eso.
Extraído (y prácticamente "fusilado") de "El Desternillador" (Sección de humor del periódico "20 Minutos")
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