Tengo un bote donde almaceno las mugrientas y antipáticas monedas de un céntimo de euro que sistemáticamente me entregan en las vueltas de los supermercados. El otro día decidí cambiarlas para poder ver de nuevo cómo es un billete de 5 euros ¡Me hacía tanta ilusión! Pedí en mi sucursal bancaria unos cuantos envases de esos de plástico para empaquetar las monedas, y el amable empleado de la ventanilla me contó que en breve, el todopoderoso Banco de España va a obligar a usar unas bolsas especiales para las monedas y que va a prohibir el cambio directo, obligando a ingresarlas en cuenta.
Reflexiono:
Si el Banco de España y la Hacienda Pública ya te controlan hasta las monedas de un céntimo, mal rollito. Los cuervos se ciernen sobre las propinas de los camareros, sobre los óbolos a los mendigos, sobre las pagas semanales de los niños, sobre los cerditos de barro…
En la calle, los políticos y su caterva de pelotaris besan niños, proclaman parabienes y reparten papelotes… Están ansiosos e impacientes por ganar las elecciones para ayudar al pueblo… No piensan en el dinero, ni en el poder, ni siquiera en ellos mismos… Son pura solidaridad.
Reflexiono:
¿Cuál es la diferencia entre un político facha y uno rojo? ¿Es la izquierda y la derecha una cuestión tan relativa como el tiempo? ¿Cuál es el denominador común, el móvil, la verdadera motivación de esta gente? La respuesta es muy fácil. Y miro entonces los envases vacíos de plástico para mis monedillas de céntimo.
- No dejaré que os lleven, pequeñas – me conjuré para mí mismo – a vosotras ningún cabrón de estos os va a fiscalizar.
Pasaré la jornada de reflexión reflexionando, y contando monedas. Mañana los ciudadanos mandarán a muchos a la oposición, y otorgarán a otros muchos el poder. Es posible que algunos, derrotados, se retiren de la pelea y se vayan a casa bien indemnizados, y que dediquen a contar billetes de 500, al igual que hago yo con mis céntimos.
Reflexiono:
Creo que le haré una foto al billete de cinco que me han dado a cambio de mis monedas. Me lo gastaré en una botella de vino, me arrellanaré en el sofá para brindar por la Constitución de Cádiz, y por la de ahora ¡Qué coño!… ¡Que viva la Democracia!
Artículo 1: Todo el mundo tiene el inalienable derecho a respirar (al menos hasta que el Gobierno regule el consumo de aire y el tipo de IVA a aplicar)
Y brindaré, sobre todo por todos aquellos inagotables fieles que aun creen en las urnas, que aun tienen la esperanza de esto va a cambiar… Que aun confían en que un autoproclamado mesías hijo de Dios entrará en el Templo donde reinan los banqueros y los mercaderes, para expulsarlos a golpe de látigo y llevarnos luego a todos los inocentes corderos al puto reino de los Cielos.
Palabra de Pirata… ¡Belén!
¡Hala a tomar por culo de aquí, mangantes! |