Yo no sé si Alá es grande, tal y como pregonan a gritos los fanáticos antes de inmolarse, lo que sí sé es que algunos de sus autodenominados fieles, tanto los que aprietan el gatillo como los que les enseñaron a ser tan miserables, son muy, pero que muy pequeños.
Rafael Martínez Sainero, Pirata 2015
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