Entre las muchas cosas que odio con toda mi alma (que son ya
demasiadas según mi psiquiatra) una de las que más aborrezco es a los tipejos
(siempre son tíos) que van por ahí silbando en público. En realidad no es que
me importe que la gente silbe, lo que no soporto es que silben tan mal. La
gente que va por ahí silbando en sitios públicos es siempre gente que no sabe
silbar. No falla. Lo que me pone malo de verdad es que es imposible completamente
identificar la melodía que pretenden, sin ningún éxito, interpretar. Siempre me
quedo con las ganas de decirles: “¿Pero
qué cojones silbas? ¿No te da vergüenza, so payaso, que te estemos oyendo? Dime
el título e intento enseñarte a silbarla bien… No molestes, joder. O si no lo
puedes evitar, hazlo más bajito… ¡Pero cooooño! Hay gente que intenta leer o simplemente
no volverse loca con tus insufribles chiflos de mierda!”
Estoy seguro de que la mayoría de estos tolilis ni
siquiera quiere versionar canciones, silban por silbar, por llamar la
atención, o simplemente por joder, o por demostrar que están contentos… o ¡Yo qué sé! ¡Arrrgggg!
Me ponen malo, me dan ganas de coger unas tenazas y arrancarles con ellas las
cuerdas vocales. Por supuesto, todo esto desde el buen rollito y sin acritud. Todos
los que me conocen saben que sería incapaz de hacer semejante salvajada sin
anestesiar previamente al silbador de turno con un buen batazo en la cabeza.
Todo este rollo previo no es sino una excusa baladí para
decir que me encantan los silbidos. Sobre todo los bien dados, y los que no
están dirigidos a mí.
El magnífico post de nuestra querida colaboradora Marisol, “El estribillo 2”, ha despertado mi curiosidad. Y también, por qué
no decirlo mi absoluto desprecio por Chi–Flo–Fiú,
el odioso y odiable chinorri imitador de pájaros del último vídeo mostrado. Y
con su permiso y beneplácito (el de Marisol,
no el de Chi-Flo-Fiú) voy a
completar su magnífica labor de documentación recordando ciertas obras maestras
de silbidito que son ya parte inherente de nuestra cultura y acervo.
En 1967, se hizo
muy popular una tonadilla interpretada por un repeinado llamado “Whistling”
Jack Smith. Seguro que los más tarras la recuerdan. Fue una especie de
tabarra, tipo canción del verano, digna de marcha de boy scouts. Tenía un título
realmente inquietante “I was Kaiser
Bill´s Batman”
Aguantarla hasta el final tiene mérito.
Yo lo he podido conseguir gracias a mi Guru Sawarma Pancha.
Otro silbidito que se grabó a fuego en nuestro lóbulo frontal, fue el de la machacona sintonía de inicio de la serie "Verano Azul"... ¡Dios nos ampare! Solo le faltaba un ¡Dabadaba dabadabadá! para fliparlo del todo.
¡Chanquete ha Muerto! No me extraña nada, eran demasiados episodios.
Pero el Rock también nos han dado joyitas del género muy, pero que muy buenas. Para muestra, dos botones:
Buenas, ¿eh? ¿Y qué me decís de este tema de Bobby Mc Ferrin, que es lo más conocido y famoso (que no lo mejor) que ha silbado en su vida?
Pero donde de verdad el silbido de calidad encuentra su hueco, es en el Séptimo Arte, en películas inolvidables en las que este elemento musical se convierte en protagonista absoluto de sus bandas sonoras originales. Disney utilizó los silbidos para las bandas de "Blancanieves y los Sietes Enanitos" y "Pinocho". Más tarde, "La Marcha del Coronel Bogey" de la maravillosa cinta "El Puente sobre el río Kwai" abrió la veda, y ya le siguieron Morricone y su magnífica "La Muerte tenía un Precio", "Kill Bill", y muchas más.
Pero a mi, me vais a perdonar si no compartís mi apreciación, la canción con silbidos que mejor me cae de todas es sin duda alguna "Always Look on the Bright Side of Life" ("Mira siempre el lado brillante de la vida") de la obra maestra de los Monty Phyton "La vida de Brian", que es un temazo que te pone de buen humor solo con escucharlo, y cuyo estribillo debería ser una ley de obligado cumplimiento.
Bueno y ya me marcho con la música (con los silbidos) a otra parte. Muchas "Zenkius" de nuevo a Marisol por recordarnos este maravilloso y entrañable género musical... ¡Ciao, gente! Que ustedes lo silben bien, pero por favor, que se os entienda.
Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012
Comparto con usted, querido Rafa, la dentera psicótica que me producen tales sujetos cuando, a tempranas horas de la mañana, me siguen por las calles con esos silbiditos absurdos y discordantes, doblando las mismas esquinas que yo y sin terminar de adelantarme por mucho que yo apriete o reduzca la cadencia de mis pasos.
ResponderEliminarMe permito añadir a su artículo dos enlaces más a modo de ejemplo; el primero, un temazo del maestro Rosendo en cuya parte final silba al estilo de uno de estos tipejos a que nos referimos:
http://www.youtube.com/watch?v=7PSdJ4O8akE
En el segundo, Love of Lesbian nos regalan los oídos con unos silbidos (también casi al final) esta vez pegadizos, optimistas y divertidos, como debe ser un buen silbido:
http://www.youtube.com/watch?v=TXe2vPbEclg
Zenkius miles por su aportación, amigo Guelox. Ambos temas son tan buenos que no podemos por menos que sacarlos a la luz en un próximo post. Si señor. Por cierto, he hecho una búsqueda en la web acerca de "Love of Lesbian" y resulta que es un grupo de música ¡Vaya por los clavos de Cristo! Esto del "interné" ya no es lo que era... A ver si ahora va a resultar también que el francés y el griego son idiomas.
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