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jueves, 2 de abril de 2015

359.- EL PÍNFANO EN EL PINO



Me proponía pintar un paisaje con un pínfano posado en una plantita al pie de un pino.
Alguien pasó y preguntó:
- ¿Es un pichón?
- No!
- ¿Es una paloma?
- ¡No pánfilo! ¡Es un pínfano!
- Pues es un pínfano pantagruélico y panzón...
- Si, un pínfano panzón posado en un pinar ¡Pardiéz!
- Es patética tu pobre percepción de la policromía y en particular de la proporción.
- Pues pasa!
- No puedo pasar. Pienso los pingües pagos que padecerás por esa perturbadora pintura...
- No pienso pelear.
- Podías pintar... pájaros....personas.
- ¿Personas?
- Si... un poeta que proclame
- ¡Pero...!
- Una pollita que pique la pandereta...
 - ¡Pertinaz eres!
- ¡¡Un pastor que pulse un pínfano... pero que no parezca un pito!!
- Aaaahhhhh! Para de pulular pungiendo mi pecho porfiadamente. Pintaré primorosas prímulas policromáticas  plantadas al pie del pino ¡Y punto!


Marie Therese Cristchild Blandington












Las innegables cualidades de musicalidad y sonoridad en la prosa de Christchild llegan a su eclosión en este magnífico micro-relato pastoril lleno de madurez y que es un sentido homenaje a los fonemas que comienzan con la letra "P". Obtusos críticos literarios afines a la culturetez pseudoizquierdosa subvencionada intentaron, sin éxito, relacionar este espléndido juego de malabares ortográfico de la autora con una sutil implicación político-social, y con más mala leche que un tártaro ulceroso, pasaron a describir su estilo como "Pepero", para después inundar las redes sociales con memes de Esperanza Aguirre abrazando negros y tildando de subnormales profundos a los que no votan a Podemos. Lejos de dar pábulo a tan patéticas muestras de estulticia congénita, no resta sino solazarse con la letra y música de esta genial pirueta narrativa, una oda al ritmo y a la maravillosa exuberancia de palabras que nos ofrece este precioso idioma castellano.

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