viernes, 4 de marzo de 2016

412.- EL LECTOR IDEAL

Estatua dedicada al lector ideal, en la playita. / Biblioteca de Alberto Manguel... ¡Una cucada!

¿Existe el lector ideal? ¿Lo fue Alonso Quijano, el bueno, que pasaba entre libros las noches de claro en claro y dos días de turbio en turbio? 

¿Lo fue Pinochet, el dictador, que prohibió “El Quijote” por miedo a que pudiera leerse como una defensa de la desobediencia civil? 

¿Y Robinson Crusoe, el naufrago, que leía La Biblia para encontrar respuestas en lugar de para encontrar preguntas? 

¿Qué diferencia hay entre en lector ideal y un buen lector?



Propuestas para definir al lector ideal

El lector ideal es el escritor en el instante anterior a la escritura.

El lector ideal existe en el momento que precede a la creación.

El lector ideal no reconstruye un texto: lo recrea.

El lector ideal no sigue el hilo de la narración: avanza con él.

Un célebre programa para niños en la BBC siempre comenzaba con la pregunta: “¿Estáis sentados cómodamente? Entonces podemos empezar”… El lector ideal sabe sentarse cómodamente.

Imágenes de San Jerónimo lo muestran detenido en su traducción de La Biblia, escuchando la palabra de Dios. El lector ideal debe aprender a escuchar.

El lector ideal es un traductor. Es capaz de desmenuzar un texto, retirarle la piel, cortarlo hasta la médula, seguir cada arteria y cada vena, y luego poner en pie a un nuevo ser viviente. El lector ideal no es un taxidermista.

Para el lector ideal todos los recursos literarios son familiares.

Para el lector ideal toda anécdota es novedosa.

Uno debe ser algo inventor para leer bien”  
Ralph Waldo Emerson.



El lector ideal tiene una limitada capacidad de olvido. Puede borrar de su memoria el hecho de que el doctor Jeckyll y Mister Hyde son la misma persona, que Julien Sorel será decapitado, que el nombre del asesino de Roger Ackroyd le es conocido.

El lector ideal no se interesa por los textos de Michel Houllebecq.

El lector ideal sabe aquello que el escritor solo intuye, subvierte el texto, no se fía de la palabra del escritor.

El lector ideal procede por acumulación: Cada vez que lee un texto, agrega una nueva capa de memoria al cuento.

Todo lector ideal es un lector asociativo. Lee como si todos los libros fueran la obra de un único escritor, prolífico e intemporal. Lee toda literatura como si fuera anónima.

El lector ideal no puede volcar su conocimiento en palabras.

Al cerrar un libro, el lector ideal siente que, de no haberlo leído, el mundo sería más pobre.

El lector ideal es como Joseph Joubert, que arrancaba de los libros las páginas que no le gustaban.

El lector ideal tiene un perverso sentido del humor, nunca cuenta sus libros, es a la vez generoso y avaro.

El lector ideal usa con placer el diccionario.



El lector ideal juzga a un libro por su cubierta.

El lector ideal, al leer un libro de hace siglos, se siente inmortal.

Paolo y Francesca no eran lectores ideales, ya que le confiesan a Dante que, después del primer beso, ya no leyeron más. Un lector ideal hubiera dado el beso y seguido leyendo. Un amor no excluye al otro.

El lector ideal no sabe que lo es hasta después de acabado el libro.

El lector ideal comparte la ética de don Quijote, el deseo de Madame Bovary, el espíritu aventurero de Ulises, la valentía de Ivanhoe, el sentido del Honor del duque Leto Atreides, la maldad del baron Vladimir Harkonen, la desfachatez de Zazie, al menos mientras dura la narración. 

El lector ideal recorre con placer senderos conocidos “Un buen lector con mayúscula, un lector activo y creativo es un relectorVladimir Nabokov.

El lector ideal es politeísta y guarda para un libro determinado, la promesa de resurrección.

Robinson Crusoe no es un lector ideal. Lee La Bíblia para encontrar respuestas. Un lector ideal lee para encontrar preguntas.

Todo libro, bueno o malo, tiene su lector ideal.

Para el lector ideal, todo libro es, en cierta medida, su autobiografía.



El lector ideal no tiene una nacionalidad precisa, ha sido infeliz y cambia con la edad. El lector ideal de los “Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada” de Neruda a los catorce años puede no serlo a los cuarenta. La experiencia empaña ciertas lecturas.
Pinochet, al prohibir “Don Quijote” por temor a que el libro pudiera leerse como una defensa de la desobediencia civil, fue su lector ideal.

A veces, un escritor debe esperar varios siglos para encontrar a su lector ideal. Blake necesitó ciento cincuenta años para encontrar a Northrop Frye.


El lector ideal, según Sthendal: Escribo para apenas cien lectores, para seres infelices, amables, encantadores, nunca morales e hipócritas, a quienes me gustaría complacer. Apenas si conozco a uno o dos."

El lector ideal nunca agota la geografía de un libro, debe estar dispuesto a no solo suspender su incredulidad sino a adoptar una nueva fe.

El lector ideal nunca dice: “Si solamente…

Escribir en los márgenes de un libro es marca del lector ideal.

El lector ideal proselitiza, es veleidoso sin sentirse jamás culpable.

El lector ideal puede enamorarse al menos de uno de los personajes de un libro.



Al lector ideal no le preocupan los anacronismos, la verdad documental, la precisión histórica, la exactitud topográfica. No es un arqueólogo.

El lector ideal exige rigurosamente que se mantengan las leyes y reglas que cada libro crea para sí mismo.

Hay tres clases de lectores: La primera: Los que gustan de un libro sin juzgarlo. La tercera, aquellos que lo juzgan sin gustarlo; y otra, entre las dos, que juzgan mientras gustan de un libro y gustan de un libro mientras lo juzgan. Estos últimos dan nueva vida a una obra de arte, y no son muchos.Goethe, en una carta a Johann Friederich Rochlitz.

Los lectores que se suicidaron después de leer “Werther” no eran lectores ideales sino meramente sentimentales. El lector ideal es pocas veces sentimental.

El lector ideal desea llegar al final del libro y, al mismo tiempo, que el libro no acabe.

El lector ideal nunca se impacienta.

Al lector ideal no le interesan los géneros literarios.

El lector ideal parece ser más inteligente que el autor, pero no por ello lo menoscaba.



Llega un momento en que todo lector se considera un lector ideal. Las buenas intenciones no producen lectores ideales.

El marqués de Sade: “Solo escribo para quienes pueden entenderme, y estos me leerán sin correr peligro.Sade se equivoca: el lector ideal siempre corre peligro.

El lector ideal es el personaje ideal de toda novela.

Valéry: “Un ideal literario: saber por fin no llenar la página de nada excepto el lector."

El lector ideal es alguien con quien el escritor podría pasar la noche a gusto con una copa de vino.

No debe confundirse lector ideal con lector virtual.

Un escritor no es nunca su propio lector ideal.

La Literatura no depende de lectores ideales, sino de lectores suficientemente buenos.

Alberto Manguel

“A Pie de página” EL PAÍS, Sábado 29 de noviembre de 2003

2 comentarios:

  1. Creo que cada libro tiene su lector ideal: aquel que lo disfruta desde la primera a la última página. Saludos y buena semana.

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  2. Toda la razón... Yo he leído libros que me parecían un "truño" de proporciones ciclópeas pero siempre aparece alguien que lo considera de premio Cervantes de las Letras. Sobre gustos e ideales.... en fin. Feliz semana para tí también, Carmen.

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