jueves, 27 de junio de 2013

180.- Al Mundo entero quiero dar un mensaje de Paz


Me encontraba viendo la tele tan tranquilamente, y en el ínterin entre la final infantil del torneo de fútbol de Escandario de las Guguelas y la semifinal sub 13 del “Memorial Pedrusco” de Cieza (Marte), estaban echando anuncios. Me sorprendieron dos en especial, evidentemente pergeñados desde la misma agencia de publicidad, y seguramente por el mismo director creativo argentino de turno. Uno era de Aquarius y el otro de Coca-Cola. Este último obviaba adrede el mensaje al consumidor del producto y se pasaba el “Target” (público objetivo) por el forro de los beneficios. El anuncio era un panegírico en defensa de los bares; que si en ellos se ha redactado la Constitución (así ha salido); que si se han perdido no sé cuantas canciones y no sé cuantos “te quieros”… todo muy bonito y narrado con ese tono amable y dulzón de la manipulación encubierta de masas.


Es evidente que Coca-Cola ve con creciente preocupación la reducción del número de pedidos de su producto por parte de los hosteleros y el cierre de tanto bar por la crisis y la falta de negocio. Pero la verdad es sensiblemente más cruda: En España los bares cierran y la gente no se toma una Coca-Cola en un bar sencillamente porque su precio es un abuso manifiesto. Se la compran en el "Ahorramás" (donde su precio sigue siendo un abuso, pero menos) y se la beben en su casa. O sea, que Coca-Cola sigue ganando, aunque un poco menos. Y además, lo que deja de vender en España, que ya es un país de pobres, la multinacional de las burbujas lo recupera con las ventas en cualquier país emergente de Oriente. 


El problema es más de fondo. Es un problema de Estado de Ánimo a nivel nacional y casi continental. Cuando ya has cruzado hace años el eufemismo del "Umbral de la pobreza" y estás metido en ella hasta el cuello, las “chuminás” como la puta Coca-Cola pasan a un segundo plano. El problema es que con tanto incompetente y tanto ladrón hijo de puta incrustado como la roña en la política y la banca, se han cargado el chiringuito en menos de una década. Prácticamente la mitad del país no está para bares, y estamos hablando de España, lo que ya es grave. Las subidas de impuestos aniquilan a los supuestos nuevos “emprendedores” a cuyo cumplimiento con la Agencia Tributaria pretende agarrarse ahora el Estado como a un clavo ardiendo para poder pagar los sueldazos de tanto cargo político en 17 reinos de Taifas... porque recaudar, lo que se dice recaudar, no recaudan ni para un Gin-Tónic en el bar del Hemiciclo… 


¡Es todo tan absurdo! Y encima estos de la Coca Cola, en plan “Viva la Gente”, tocando los cojones para que quedemos en los bares a reírnos y a emborracharnos… A reírnos ¿De qué? ¡Si por lo menos los bares para pobres tuvieran los mismos precios que los del bar del Congreso de los diputados!


Y luego está la otra campaña, la del Aquarius, la de los políticos honrados… ¡No me jodas! Si piensan que con esa patochada demagógica pretendidamente divertida van a enfriar los ánimos de los airados ciudadanos, lo llevan claro… Es como si se estuvieran riendo de nosotros… ¿Qué coño pretende una multinacional norteamericana intentando calmar el clima de crispación de un país contra sus podridos y corruptos gobernantes? Un clima de crispación, por otro lado, justificado hasta límites cósmicos… ¿Y me vienes contando ahora que millares de desalmados sinvergüenzas no merecen una muerte lenta porque hay un alcalde en Viscolástica de los Abruñales que no ha usado un día el coche oficial? ¿Nos tomáis por subnormales? ¿De verdad piensa alguien que la peña se afilia a un partido político para ayudar a sus semejantes? ¡Despertad, coño! Al final van a tener razón aquellos que piensan que los gobernantes solo son títeres de poderosos consejos de administración de multinacionales. ¡Pero qué mal (o qué bien, según se mire) lo estáis haciendo todo, colegas… campañas de publicidad incluidas!


Pero si alguien piensa que esto de la manipulación de la Coca Cola es de ahora, mirad “esto”… Fue considerado el mejor anuncio de la historia, pero visto hoy en día da mucho miedo. 


Zombis uniformados y lobotomizados que difieren poco de las hordas comunistas que desfilaban ante Stalin o Mao. ¡Pero si parecen aliens que intentan acabar con la libertad y la raza humana! ¡Y llevan su veneno en las manos! Podría decir, viendo sus estúpidas caras de felicidad, que yo quiero lo mismo que les hayan hecho tomar a ellos, pero, lamentablemente, lo mismo te dan una Coca-Cola y te mueres al instante, diabético perdido, con la última chispa de la vida consumida en forzar una tonta sonrisa en los labios.

Si no queréis volver a beber una Coca-Cola en vuestras miserables vidas, leed esto. ¡También da mucho miedito!

Este precioso texto de Benjamín Prado titulado "El Hombre que escuchaba" es un lindo homenaje a los bares. Es un poco menos manipulador que el de Coca Cola, y sobre todo, más poético.



El Hombre que escuchaba

    Cada noche, al salir de su casa, ponía el pie en un lugar distinto. Entraba en un bar y ese bar estaba en Argel, o en El Cairo, estaba al principio en Marrakech y luego en Constantinopla. A veces, para regresar a su casa, debía pasar al pie del Tubkal o cerca de la laguna de Hodna, junto a la mezquita de al-Akim, o sobre el río Cubuk.
    Aprendió dos cosas, una en la calle, mientras tenía los ojos abiertos, y otra en su piso, cuando los cerraba para dormir: la primera es que hay hombres que sueñan con los labios; la segunda, que hay muchas formas de ver la luz pero solo una de estar ciego. Cuando murió, lloraron por él en cinco ciudades distintas.
Benjamín Prado

Y ahora, volved a leer este texto probando a cambiar la palabra “ciudades” por “bares”... transformaréis a un viajero soñador en un borrachín empedernido. Y no olvidéis hacer campaña en apoyo de los baretos que tengan camarer@s simpáticos y pongan buenos aperitivos.

Un saludo, fanzinerosos lectores

© Rafael Martínez Sainero, Pirata 2013

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