lunes, 22 de abril de 2013

162.- Cosas que hacer en grandes almacenes y supermercados para no aburrirse


Nací a cuerpo de rey en la Clínica “La Milagrosa”, en el castizo barrio madrileño de Chamberí. Pero nada más recuperarse mi mamá del largo parto, nos trasladamos a vivir a San Francisco. No al San Francisco de las “luengas” cuestas, tranvías turísticos y playas surferas sobre el abismo de la falla de San Andrés, no, sino al de la mucho más humilde Colonia de San Francisco, en el más alto de los Carabancheles. Tenía un servidor 5 añitos cuando nos mudamos a otra colonia un tanto más bulliciosa, esta vez la de San Vicente de Paul, en el más bajo de los Carabancheles.

El hecho de vivir en “colonias” nos convertía en colonos, no hay que avergonzarse de ello, son experiencias que curten. Si los colonos ingleses en Massachusetts celebraban el día de “Acción de Gracias” rodeados de peligrosos pieles rojas Shawnee y Mohawk de pies negros, nosotros celebrábamos la Pascua rodeados de peligrosos gitanos de piel cobriza y alma violenta. Era una consigna que los niños de mi barrio aprendíamos bien desde muy pequeñitos: Más allá del barrio de San José Obrero, jamás se te ocurra cruzar la frontera entre la Colonia Velázquez (donde aún queda algún vestigio de civilización humana) y el barrio del Pan Bendito, aquel que Nunca Debe Ser Nombrado, donde hasta a Mefisto, encarnación del Mal más abyecto, le pincharon el balón de reglamento entre amenazas nonainas y diversas calorradas xenófobas. 

Endevé! ¡Métele una mojá con el bardeo al payo risión de los cueeennos! ¡Asín te dé un tabardillo entre más corras más te duela y si te pares te mueeeras!

Con este amago de principio de memorias no pretendo aburrir al lector, sino situarle en un contexto espacio-temporal a la par que social…

¿Estamos ya ubicados en el contexto espacio-temporal a la par que social? Pues venga…

Preciosa portada de un disco de Berlanga jr. que hace alusión a alguna fémina que hace caja con...
Antiguos almacenes SIMEÓN, en la Plaza del Ángel de Madrid  / Acción de Marketing casposo de SEPU

En los años sesenta del siglo pasado apenas existían grandes superficies… bueno sí, grandes superficies sí que existían, pero plantadas de ajos, cebada y trigo. Los barrios estaban llenos de pequeñas tiendas. Y muchas eran cojonudas. Recuerdo, por ejemplo, que la mejor pastelería de todo Madrid, “La Lusitana”, estaba en mi mismo bloque. Y “La Melillense”, la tienda de chuches del señor Paco, en mi misma calle, y “El puestecito”, donde cambiábamos tebeos y comprábamos sobres de cromos, estaba a 40 metros de mi portal. Actualmente toda España está plagada de infinitos badulaques cutres clónicos, tienduchas de “Alimentación” regentadas por chinorris, rumanos o yanomamis, que compiten entre ellas para ver quien hace la barra de pan congelado más barata, asquerosa y con menos tiempo de cocción. ¿Qué fue de aquellos ultramarinos de siempre, con sus sacos de alubias, sus cecinas, sus cajas de hojaldrados de Astorga, sus pedazos de bacalao seco, sus latas gigantes de atún en escabeche?… No es nostalgia, es sibaritismo. Cualquiera de esas tiendas humildes de antaño serían ahora de delicatessen para ricos. La calidad y salubridad de los alimentos es ya un mito dormido en el tiempo, ahogada para siempre por los controles de calidad, los conservantes cancerígenos y las guerras de precios de los Mercadona y similares.


¡Ay qué gran invento los hiper, los súpers y las grandes superficies! Esas enormes naves industriales con 55 líneas de caja, 50 de ellas cerradas. Con esos dilexicos carritos enormes de ruedas canijas que van donde les da la gana, menos en línea recta... 


No me digáis que nunca habéis salido de un súper sin haber comprado nada, sin sentir que todo el mundo te mira como si hubieses robado algo. ¿Y quién cuándo era crío no ha colado alguna chuche en el carro sin que su madre se enterara? ¡Te sientes como un ninja! ¿Y quién no ha tirado al suelo sin querer una caja de galletas y la ha colocado, convertida en montón de migas detrás de la primera fila? ¿Y a quien no le ha dicho su madre o su parienta “Nene, espera en la cola de la caja, que se me ha olvidado el pan rallado” y pasa el tiempo, y que ya te toca a ti y no tienes un duro, y que parece que la otra se ha ido de excursión al Aconcagua a por el puto pan rallado? ¿Y qué me decís de esas cajeras que juegan al tetris para colocar tu compra en la bolsa? ¡Efectiviwonder… Ir al súper o unos grandes almacenes puede ser “diver”…

Todo eran risas hasta que dejamos de caber en los carritos / Cajeras satánicas que te dan el cambio sobre
un gigantesto ticket de compra para que se te caigan todas las monedas.

He aquí el objeto de este artículo, unos pequeños consejos, copiados de un e-mail más viejo que Cascorro:  

16 Cosas que hacer en un "Súper" (o en un "Hiper") (o en una gran superficie) para no aburrirse.


1 Disfrázate de camello. Ofrece droga al "segurata" de la sección de licores y bebidas espirituosas.

2 Consigue 24 cajas de condones y colócalas al azar en los carritos de la gente cuando no miren.

3 Programa todos los despertadores de la sección hogar para que suenen en intervalos de 5 minutos.

4 Haz un rastro intermitente de zumo de tomate en el suelo, camino de los servicios.

5 Acércate al encargado y dile en tono serio: "¡Código 3 en hogar!" y observa su reacción.

6 Monta una tienda de campaña en el departamento de camping y diles al resto de los compradores que solo les invitas si traen almohadas del departamento de camas.

La foto de la izquierda la tituló el individuo al que se la pillé prestada como "Terrible Popocho" por lo que deduzco
que en algún lejano enclave de la geografía suramericana llaman "popochos" a los culos. ¡Y luego van de "latinos"
por la vida!. Por cierto, de terrible no tiene nada... a mi me parece sublime. / Tras el popocho, el conejo... y a jugar!

7 Cuando se te acerque una dependienta y te pregunte si te puede ayudar, empieza a llorar y pregunta: ¿Por qué no me podéis dejar en paz?

8 Mira fijamente a la cámara de seguridad y utilízala de espejo mientras pescas mocos en tu nariz.

9 Mientras miras las vitrinas de pistolas y cuchillos, pregúntale a la dependienta si sabe donde están los anti-depresivos.

10 Cuando haya un aviso por megafonía ponte en posición fetal mientras balbuceas "¡Otra vez las voces!"

11 Métete en un probador y grita muy alto: ¡Eh, no hay papel!


Me he permitido el lujo de añadir 4 propuestas más de mi propia cosecha:

12 Acércate a la abuela que está contando monedas delante de la cajera para pagar, y choca la palma de su mano mientras exclamas: ¡Ey, qué pasa, vieja! ¡Cuánto tiempo!

13 Dirígete a la sección "Vinos y licores" y coge la botella más cara que veas. Lee su etiqueta lentamente. En menos de diez segundos tendrás al "segurata" mirándote fijamente con cara de pocos amigos. Haz lo mismo con tres o cuatro botellas más. Mientras tienes hipnotizado al guardia, procura que tu amigo haga bien su trabajo detrás de él.

Como esto siga así, pronto habrá trazas de "canne" humana en los lineales. O peor.

14 Hazte con una tira amplia de números en la maquinita de “Su Turno” en la pescadería. Cada vez que digan “¡Siguiente!” agítala en el aire y grita “¡¡¡Yo, yo, a mí!!!” aunque no te toque. Cuando la turba linchadora de viejas te rodee, increpándote duramente, agarra una pescadilla de tres kilos y cuarto y gira en círculos. Sal luego corriendo como alma que lleva el Diablo. Deshazte de la pescadilla.

15 También se puede pasar un día jocoso haciendo “Mercadoning”: júntate con tus amigos de partido o sindicato para llenar carritos “Total Free - By the face”. Llenadlos de los productos más caros que encontréis (No olvidéis meter varios jamones pata negra y vino de la Ribera del Duero). Largaos sin pagar. Regalad luego el carrito a la primera mora que pase por el parking. Y no olvidéis antes de iros "endiñarle" una hostia bien "dá" a la cajera esa que masca chicle como si estuviera comiendo una mierda.

Saqueos MARINALEDA: Justicia Social - Distribución de alimentos - Barbacoas finas en fincas ocupadas.
 Reservas. Llama ahora: Tel.: 955 82 95 42

¿Por qué en los saqueos siempre se llevan televisiones de "plasta" o bolsas de aperitivos salados? ¡Será la necesidad!
"La joyita", esa joya del marketing, "bende varato" cuando lo tiene "abrido"

16 Otra opción simpática es ir en pandilla al domicilio de Juanma Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, un tipo campechano que cobra 5.000 eurazos al més por 15 pagas al año y que se declara tan comunista como Cristo o Ghandi (?), y que, al igual que ellos, no le importa compartir las viandas de su frigorífico con todos los parias de la Tierra. ¡Escrachéale las birras!

Pues eso, nos vamos ya que tengo lío... "Sus" dejo con una colección curiosa de bolsas graciosas y originales y con un vídeo ochentero que viene que ni "pintao" pal "tema" en cuestión... ¡Feliz día de compras, fanzinerosos!… 

© Rafael Martínez Sainero, Pirata, Abril de 2013



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