jueves, 11 de julio de 2013

187.- I Wanna Get Funky... Nocturno de Blues, Opus I


Interrumpimos nuestro emocionante serial veraniego para felicitar en el día de su onomástica a Jazzy, querida colaborada y amiga... ¡Feliz Cumple, guapetona
Y qué mejor modo de hacerlo que con una porción maravillosa de la buenísima música que regala a diestro y siniestro continuamente. ¡Ladies and Gentlemen! Con todos ustedes el rey del Blues: Alberto Rey y su imprescindible "I Wanna Get Funky"







Nocturno de Blues. Opus I

    Sweet Sunny se había levantado en la mitad de una pesadilla, urgida por un extraño impulso que la llevó a encender el ordenador y a conectar el equipo de música. La noche se bañaba en un calor pegajoso y sofocante que paralizaba el tiempo, el aire era incapaz de moverse, agotado por un verano que duraba ya demasiado.
    Los altavoces escupían las desgarradas notas de la guitarra de Albert King, que parecían esquivar limpiamente ráfagas de viento y metal ardiente, como en una letanía hipnótica y sensual.

I wanna get funky, yeah
You know, I wanna get down

    ¿Por qué había puesto precisamente ese disco? pensó ¿Qué agazapado instinto le había llevado a desempolvar los viejos temas prohibidos? Daba igual, sus dedos se deslizaban por el teclado con la misma cadencia que los del bluesman por los trastes del mástil, escribiendo a ciegas a pesar de la luz de la pantalla; confiaba en que su resplandor no se percibiera desde el exterior. No quedaba demasiado tiempo. No ahora. No había tiempo para cuidar la redacción ni las formas ortográficas. Un desorden atropellado de ideas, sensaciones y sentimientos se iban acumulando sobre el electrónico vacío blanco del archivo de word. Una línea tras otra, hacia abajo, hacia abajo.

You know, I wanna get down, I wanna get down

    ¡Mierda! La vida es demasiado corta para andarse a estas alturas con acentos ni manuales de estilo.
- ¡Al carajo el orden!– se dijo – I wanna get funky.

    Al final era cierto, en las situaciones extremas la literatura y la música salen a presión, como por la grieta de una tubería reventada. Y la vida, mata, nena, ya lo creo. La vida es la jodida situación extrema por excelencia. La mayoría de las veces, por mucho que te apresures al salir del trabajo, los problemas no se van y no hay nadie esperándote en casa.

When I leave work my trouble is gone
I rush to my baby who's waiting at home

    Las teclas dejaron de sonar. El señor King también; estaría ya con su chica, que le esperaba en casa. El cursor se quedó temblando en la pantalla frente a la palabra “enviar”, pero el dedo no acababa de bajar sobre el ratón. I wanna get down...

    Solo era un “click”, un único y sencillo “click” y habría desnudado su alma a un absoluto desconocido.
    De repente el denso silencio quedó hecho trizas cuando sonó el timbre de la puerta. Y entonces recordó que no solo era su alma la que estaba desnuda en la oscura y cálida noche.


© Rafael Martínez Sainero, Pirata 2010

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