Los apuntes de clase: El Arte que surge del Aburrimiento.
Echo la vista atrás, a mis días de estudiante, y recuerdo clases de Matemáticas, de Filosofía y de Formación del Espíritu Nacional, en las que me aburría como una ostra y en las que los segundos parecían minutos y los minutos, horas. Al margen de que algunas asignaturas en sí sean un tostón, la culpa de que la mayoría de los alumnos pierdan el interés en lo que está comunicando el docente, es de ellos mismos, de los malos maestros que no saben hacer interesante lo que dicen. Recuerdo como si fuera hoy aquel día, en clase de Religión (Católica), en que Don Fulgencio peroraba sobre el concepto de la Santísima Trinidad y Tobago, mientras yo me dedicaba a pintarrajear en el libro de texto. Aprovechando que María dirigía su dulce mirada hacia arriba, dibujé sobre la imagen de la Inmaculada Concepción de Murillo un billete y un angelote con el pene erecto. No contento con esto, divulgé mi artístico retoque entre mis compañeros de pupitre, con el consiguiente descojone y el inevitable (y merecido) castigo por parte del preceptor.
Lamentablemente, aquel famoso libro de Religión con los retoques en boli BIC de punta gorda me fue confiscado por Don Fulgencio, pero más o menos, la guasa era esta. |
Solo algo podemos agradecer a estos profes muermazos: La cantidad de obras de arte anónimas maravillosas que surgen del aburrimiento que provocan. He aquí unos geniales ejemplos, así a a bote pronto:
Pero el no va más en apuntes molones surgidos del muermo, lo tiene Elkin Sebastián Salamanca Alarcón, de 11ºB, en clase de Cálculo. ¡Flipa con la hoja de cuaderno que se ha currado!
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