sábado, 12 de mayo de 2012

14.- Micro Relato: El Árbol del Edén


El Árbol del Edén


    Aparentemente, eran los dos únicos supervivientes de la catástrofe. Llevaban miles de kilómetros recorridos, y solo habían visto muerte y desolación a su alrededor. Demian Den ya había perdido la esperanza; la mantuvo apenas el primer año desde que ocurrió “el incidente”. Se preguntaba qué extraño gen en sus metabolismos había permitido que aquel maldito virus no les matara a ellos, tal y como había hecho con el resto de la humanidad.  Los animales no habían resultado afectados, así como tampoco la vida vegetal.
    Sentado bajo la sombra de un manzano, limpiaba su escopeta de caza y veía a la niña jugar con un palo y la cabeza de un gato muerto. Solo doce añitos y era evidente que se había adaptado a su nueva situación mucho mejor que él. La chica tiró el palo y se acercó al hombre, se puso de puntillas delante de él y estiró su cuerpo y sus brazos para coger una manzana del árbol. Sus incipientes pechos bajo la fina camiseta estaban a menos de diez centímetros de su cara, su falda subió lo suficiente para que el hombre pudiera vislumbrar sus escuetas braguitas rosas. Ella sonrió pícaramente y le ofreció una manzana. Llevaba varios días comportándose de un modo raro - pensó Demian - como si de repente hubiera dejado de ser una niña. El hombre enjugó una gota de sudor de su frente, luchando contra códigos de moral grabados a fuego en su mente por una sociedad que ya no existía. Aquel ya era un mundo sin leyes ni jueces, sin religiones ni sumos sacerdotes. ¿Seré un monstruo? - se preguntó. Aceptó la manzana y mientras le daba un bocado, ella depositó en su barbada mejilla un dulce beso. Cerca, una pequeña serpiente reptaba entre la hierba, alejándose.


Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012


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