domingo, 27 de mayo de 2012

23.- Cómo acabar para siempre con "Los mercados financieros y la prima de riesgo"



    Dirigí mis pasos hacia "Nuestra Señora de la Perpetua Usura", templo de altísimo interés, no arquitectónico ni cultural precisamente, y procedí a metérsela a un cajero, que por ser automático, ni sintió ni padeció. Le confesé mi secreto digitalmente, y el cajero, tras unos momentos de dubitativo procesado con mi tarjeta en sus entrañas, me la chupó. Mandóme el cajero luego a tomar consultas a la agencia de mi entidad y hacia allí me dirigí, apesadumbrado, humillado hasta los tuétanos, secuestrada mi plástica hacienda por un jodido robot. En la agencia de la entidad le dije a un cajero (casi tan automático como el anterior) que me la habían chupado; “asín”, sin más, en la puta calle, de modo sospechoso e impune. El funcionario me miró de arriba abajo con cara de incredulidad manifiesta, sin duda alguna preguntándose cómo podía existir en este universo algún ente al que le pudiera apetecer chupármela. El cenutrio careto del cajero de carne y hueso de la agencia de mi entidad era un acta notarial, signada y rubricada, que certificaba que lo único que hacía funcionar al funcionario eran sus funciones vitales, y no todas, si nos atenemos a la velocidad de procesado mental de la que hacía gala.
    Y va y dice:
 - Pues si el cajero le ha retenido la tarjeta por algo será.
    Por algo, sin duda... Por jilipollas.


Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012
Del Ensayo: “Recursos Financieros, Cash Flow y dividendos chuchurríos



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