De la exitosa serie "Como acabar para
siempre con..."
Hoy presentamos: "Los prejuicios Homófobos"
Que corra el Aire
Bajé al bar a comprar tabaco y a tomar un cafelito. En la
televisión del local podía verse a un chico guaperas que era entrevistado por
una periodista con motivo de la celebración del Día Mundial del Orgullo Gay. Se
quejaba el guapito (que dicho sea de paso, era
"miembro" del Colectivo de Gays y Lesbianas) de que el
Presidente del Gobierno había recibido efusivamente a los componentes de la
selección nacional de fútbol, y que a él y a su colectivo se negaba en redondo a darles
audiencia para que le expresaran sus reivindicaciones.
Miguel,
el campechano camarero, soltó un comentario a bocajarro, sin destinatario
concreto, mirando hacia el aparato (de televisión)
- Gay, Gay... ¿Qué coño es Gay? Toda la vida los hemos llamado maricones... ¿Por qué coño no llaman a las cosas por su nombre?
- Hombre - intervine
sin haber sido invitado, movido por mi vocación docente - "Gay" es un término políticamente correcto que aceptan ambas
partes. Convendrás conmigo en que quedaría un poco basto decir: "Soy
Fulano de Tal, Presidente Nacional del Colectivo de Mariconas y Bolleras".
- "Pos" no,
no "convendro" contigo, porque así es como se les llama... Bujarras, mariconas.
- ¡Que corra el aire! – saltó y soltó
de pronto un tipo con pinta de heavy trasnochado que iba por su
segunda copa de “pónchelo*” - esta gente
tiene derecho a casarse y adoptar hijos. A mí, mientras corra el aire, me
parece muy bien que sean maricones...
¡Mejor! - apuntilló en plan macho de la manada - así tocamos a más tías.
- Si siempre se les ha
llamado maricas – insistía, obcecado, Miguel el camarero - ¡Pues maricas!
- ¡Mientras corra el
aire! - el heavy talludito estaba obsesionado con la
circulación de las corrientes eólicas - O
sea... ¿Sabes cómo te digo? Mientras corra el aire y no se me acerquen... ¡De
puta madre! Tienen sus derechos ¿No?... Este tío - señaló al televisor - por lo menos habla bien y parece un tío... A
los que no trago es los "afeminaos" con pluma, a los travestís de
mierda... ¡Uy, esos! ¡Me ponen malo, esos sí que me tocan los cojones!
- ¡Ahí, ahí! -
asintió Miguel y daba golpecitos con su dedo índice sobre la barra - ¿Y cómo se les ha llamado de toda la vida a
esos?... ¡¡Maricones!!
- ¡Ya te digo! -
el heavy apuró de un trago el ponchelo y tras un sonoro eructo pidió otro - ¿No echaban hoy "fúrbol", tío?
Pagué rápidamente y salí del establecimiento, más conocido
como “bareto”. En la calle, por fin corría el aire. Allí se quedaban el
hostelero con ínfulas de filólogo purista y el heavy trasnochado con complejo
de ventilador, al que las "mariconas", sobre todo las de pluma, le
tocaban los cojones (en sentido figurado, supongo)
- ¡Qué triste! -
pensé - el día que me dé por salir del
armario, con lo gordo que estoy, a más perchas tocarán los gabanes.
*Ponche con Hielo
(Nota del Autor)
Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012
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