"La Tabla de las Monjas", óleo sobre tabla (26 x 74,5 cm.) de Juan M. G. Varilla. |
Regresé de una agradable jornada en el Valle del Tiétar con
un óleo dedicado bajo el brazo. Un espléndido “Varilla” sobre tabla titulado: ”La
Tabla de las Monjas”. Título evidente e insustituible a todas luces,
hermanado con el de otra de las obras del autor, el inefable “Cuadro de los Ciervos”. Encantado y por
supuesto agradecido, paseé la tabla por un tramo de la línea 6 del metro de
Madrid, camino de mi casa, entre miradas de curiosidad (todas), de admiración
(la mayoría), y algunas escandalizadas (las menos) por los desnudos que muestra
la pintura.
Dicen los académicos que el arte figurativo no tiene porqué
ser realista, pero que todo realismo es de por sí figurativo. Las etiquetas
están bien a veces, pero yo no entiendo de arte, solo entiendo de sensaciones
instintivas, de lo que me gusta o no, de lo que inspira la contemplación de una
obra. Y esta, sin duda alguna, es muy sugerente.
“La tabla de las monjas” es una magnífica composición llena
de movimiento y colorido que rememora la geometría de las vidrieras de los templos de la Cristiandad, los largos
corredores abovedados de los conventos, el aura hormonada de los deseos
reprimidos o la adrenalina segregada cuando se camina por el alambre que separa
el cielo de la supuesta “virtud” del abismo del presunto “pecado”.
“Monjas”, dícese de
las religiosas de alguna de las órdenes aprobadas por la Iglesia, que se liga
por votos solemnes, y que generalmente está sujeta a clausura. Término que describe a las siervas de Dios, hermanas en
la Fe de Cristo que han renunciado al Mundo, sin rango de sacerdotisas, que ese
es cargo de los hombres que se creen por encima de ellas. Una Iglesia machista
y jerárquica, como todas las religiones, como casi todas las sociedades
humanas.
Las monjas siempre han despertado morbo durante toda la
historia y han exacerbado el imaginario popular. En mí siempre ejercieron una
extraña fascinación, y he de decir (y eso que estudié párvulos en un colegio
regentado por ellas) que me caen bien, al menos bastante mejor que los “Latin Kings”, los “Boixos Nois” o los “Técnicos
de la Subdirección General de Impuestos sobre la Renta de las Personas Físicas,
Químicas o de cualquier cosa que tenga un euro, del Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas”.
Al margen de “Sor Marías”, tráficos de bebés, y las lógicas
excepciones que confirman la Regla (de San Benito, je, je), por lo general son
gente de bien. Muchas de ellas ejercen de enfermeras o maestras en sitios donde
solo pueden vivir los mosquitos, otras plantan cebollas, o hacen ricos bollos
(en el sentido más literal y repostero del término, no me sean “guarrindongos”)
o simplemente se despiertan a horas intempestivas para salmodiar mantras y “Te Deums” para mayor Gloria de su Señor.
Bastante pacífico todo.
Es un hecho notorio que el poder y la influencia que ejerce
la Iglesia católica sobre los estados y las sociedades ha disminuido de un
tiempo a esta parte; todo lo contrario de lo que ocurre actualmente con el
Islam, que se radicaliza y se hace más intolerante día a día. Reírse de ciertas
cosas en la época de la Inquisición acarreaba serios problemas. Exactamente
igual que pasa ahora con la religión musulmana, cuyos miembros más extremistas amenazan
con la muerte a cualquiera que ose burlarse de sus creencias. Por eso en
Occidente nadie dibuja un solo chiste metiéndose con El Corán o con los imanes
muslimes… pero como ya he dicho antes, las monjas cristianas son bastante
pacíficas y no dirigen aviones hacia rascacielos ni ponen bombas en los
trenes… Así pues, hagamos unas risas,
ahora que todavía podemos:
Más imágenes curiosas: Muchas monjas también son famosas por
su mala leche a la hora de dirigir centros docentes de señoritas. Aquí abajo vemos
una simpática alumna con cara de malota coronando en loor de santidad a Sor Iasis de la Santa
Compaña. Seguimos con un grupo de hermanas con tabaquismo; y para rematar,
alucina en colorines, dos carmelitas descalzas besando lo que todos suponíamos
el contenedor del brazo incorrupto de Santa Teresa de Ávila, pero que en
realidad es… (¡Atención spoiler de”Marvel The Avengers 2”!) ¡El guantelete del
Infinito del mismísimo Thanos de Titán!
Aprovechando el tema, no puedo dejar de recomendar una
novela maravillosa de Jesús Fernández Santos titulada “Extramuros”. Es una
preciosa historia de amor entre dos mujeres que se desarrolla en el
claustrofóbico ambiente de un convento en el siglo XVI. Miseria, Misticismo,
Superstición… Una asombrosa confrontación de caracteres servida por
una prosa de sostenida y admirable tensión expresiva. Una obra
admirable, en palabras de Raúl del Pozo, construida con una estructura casi
catedralicia, con un lenguaje asombroso, escrita con la precisión y la
paciencia del cantero. Y para que Vuesas Mercedes atestigüen que no miento,
vean si no como empieza. La prosa hecha poesía en una simple descripción:
“Extramuros la luna se detuvo. Más allá del camino real
quedó inmóvil sobre la ciudad, encima de sus torres y murallas, dominando los
prados empinados donde cada semana se alzaban las fugaces tiendas del mercado.
Los recios muros revelaban ahora la trama de sus flancos, sus cuadrados
remates, sus puertas blasonadas, con sus luces de pez y estopa, movidas por el
aliento solemne de las ráfagas. De lejos llegaba intermitente el rumor del río,
dando vida a la noche, la voz de la llanura estremecida, el opaco silencio de
la tierra, de las lomas peladas y de los surcos yermos”
¡Qué bien escribía este hombre, por Dios! ¡Qué sana envidia!
Y siguiendo con nuestras queridas hermanas de la Caridad
como telón de fondo, otra recomendación, esta vez un videojuego: “HITMAN Absolution”,
próximo lanzamiento para PC y plataformas “X-Box” y “Play” a estrenar a finales
de este año (2012) y que tiene como novedad un modo de juego denominado “instinto”,
que funciona sin mapa, y que es similar al modo “detective” utilizado en el fastuoso
videojuego de Batman “Arkham Asylum”.
Pues eso, queso… que el Agente 47 tendrá esta vez que
vérselas con unas monjas muuuy peligrosas, vestidas para matar (literalmente)… La
gráfica de los creadores utiliza arquetipos eróticos tomados de otros
referentes sexys, cercanos a las enfermeras de “Silent Hill” o a las “pilinguis putiplistis” guerreras del “Sin
City” de Frank Miller.
El increíble dibujante argelino Maëster, del que ofrecemos
aquí un pequeño aperitivo de su arte, es el creador de uno de mis personajes de
cómics preferidos: Sor María Teresa. Una monja con un cuajo y unos cojones que
ya quisiera para sí Harry “El Susio”. Sus aventuras fueron publicadas aquí en
España en la revista "HDiosO" y en Gabachilandia en “Le fluide Glacial” o algo
así… En cierta ocasión hice un “Acrílico Titanlux y Rotu Edding sobre tabla" copiando una de sus magistrales viñetas, la que muestra a Sor Mari Tere
haciendo un “siete” al tapete de una mesa de billar… Estuvo durante varios años
decorando una pared del mítico Disco Pub “El Punto” de Valdemorillo. ¡Qué
tiempos!
En fin, no voy a seguir dando la brasa, he empezado este "post" con un
gran artista del óleo y os dejo ahora con uno de la tinta china y la acuarela… Es
un cómic pelín irreverente, pero merece la pena.
¡Ave María, Purísima, Fanzinerosos!
© Pirata, 2012
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